El templo de Philae, en Asuán, se halla en medio de las dos presas, exactamente en la isla de Agilkia, por lo que debes tomar una motora para llegar. Los tickets son independientes de los del templo.

Al quedar a orillas del Nilo, presenta un entorno precioso. El templo ha tenido una importancia fundamental en Egipto porque sirvió de morada a uno de sus mayores dioses, Isis, esposa de Osiris, diosa de la maternidad.

El traslado del templo de Philae

La isla de Philae, conocida por algunos viajeros del siglo XIX como la «Perla de Egipto», se hallaba en peligro de quedar sumergida bajo las aguas del Nilo desde principios del siglo XX, cuando se construyó la antigua presa.

Esta situación se agravó con la ampliación de la central hidroeléctrica entre los años 1929 y 1934. La elevación del muro de contención del agua supuso una inmersión casi total de los monumentos, excepto durante los meses de agosto y septiembre, en los que la apertura de las compuertas hacía bajar el nivel de agua.

En julio y agosto, entonces, se podían visitar perfectamente los templos; pero durante el resto del año las visitas se volvieron un tanto peculiares: los turistas paseaban en barca por dentro de los santuarios; incluso podían bucear entre ellos y leer los grabados de los muros.

La historia de Philae empeoró en 1971, cuando se inauguró la nueva presa de Asuán y los monumentos corrieron el riesgo de quedar totalmente sumergidos. Pero al igual que sucedió con otros templos, como los de Abú Simbel y Kalabsha, el gobierno egipcio intervino con la ayuda de la UNESCO.

Trasladaron piedra a piedra el templo hasta la vecina isla de Agilkia, situada a 500 metros de la de Philae.

Los trabajos empezaron en 1972 y no se terminaron hasta 1980. El coste ascendió a 30 millones de dólares.

Para llevar a cabo el traslado se rodeó la isla con dos ataguías de acero, rellenadas por un millón de metros cúbicos de arena. Los 40.000 bloques que contenía el templo antes de ser desmontado fueron medidos por el sistema de fotogrametría. Un bloque solo podía pesar 25 toneladas; el peso total fue de 27.000.

¿Qué ver en el templo de Philae?

Debo aclarar primero que Philae no es un templo sino varios. Más bien habría que hablar de complejo religioso. Destaca el templo de Isis, el mayor de todos, y le siguen en orden de importancia la Puerta de Adriano, el Quiosco de Trajano y el templo de Hathor. Enseguida hablaré de ellos.

Los primeros templos provienen del reinado de Nectanebo I, pero hay indicios que retroceden la historia hasta el reinado de Taharqa (690-664 a.C.).

Curiosamente, en Philae también se halla la última inscripción jeroglífica, que data del 394 d.C.

En tiempos del imperio helénico y romano, diversos emperadores construyeron recintos magníficos en honor a Isis.

Te recomiendo empezar la visita por la parte oeste, donde está el palacio de Nectanebo I y una columnata de época romana.

En el lado contrario se levantan dos templos pequeños, pertenecientes a Aresnufis y Mandulis (dioses nubios asimilados en Egipto), mientras que en el extremo norte yace otro templo, obra de Imhotep, un erudito egipcio al que se considera padre de la medicina moderna.

Templo de Isis

El primer pilono perteneciente al templo de Isis fue construido por Ptolomeo Neo Dionisio (47-43 a.C).

Hacia el lado oeste se aprecia el Mammisi, lugar de adoración a Isis y nacimiento de los dioses. Los relieves de las paredes muestran el nacimiento y educación de Horus, un dios feroz del Antiguo Egipto, hijo de Osiris.

Camina hasta el centro del templo; verás de frente el mencionado primer pilono, con la puerta principal presidida por dos leones.

Justo al lado hay una hermosa inscripción en jeroglífico y demótico perteneciente a Ptolomeo V Epífanes. Recoge un decreto de la piedra de Rosetta, pero no se puede terminar de leer a causa de los bajorrelieves de Neo Dionisio.

El segundo pilono conduce al vestíbulo; tiene 32 metros de longitud por 22 metros de altura. Un bloque de granito, parecido a una estela, narra un acontecimiento sobre la donación de tierras para el templo, efectuada por Ptolomeo VI Filometor.

Delante de esta estela verás los restos de una capilla, que contiene los cartuchos de Domiciano, Trajano y Adriano. Sucede que en el período cristiano, la sala fue convertida en iglesia y el obispo Teodoro Teodosio ordenó martillear los relieves de las paredes. Suma a esto los destrozos posteriores generados por los soldados de Napoleón. Sigamos… Tras pasar el segundo pilono llegas ala sala hipóstila con sus diez columnas. Fíjate en las pinturas del techo; algunas pertenecen al reinado de Ptolomeo VIII Evérgetes II (182-116 a.C.).

El santuario de la sala hipóstila, en tanto, está formado por doce estancias y una cripta. En la parte derecha se halla el patio de las ofrendas, donde se representa al rey quemando incienso y haciendo las libaciones en honor a Isis.

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Otras atracciones en el complejo de Philae

Puedes continuar por el extremo oeste del templo, donde se hallan los restos de la conocida Puerta de Adriano. 

En la parte noroeste hay un pequeño templo en honor al dios Harendotes.

En la parte este está el templo de Hathor, construido por Ptolomeo VI Filometor. La decoración del interior correspondió a Augusto. Las columnas de la entrada al patio muestran figuras de músicos y del dios Bes, del que se creía que por medio de sus interpretaciones apaciguaba a la diosa Isis.

Otra de las bellezas de Philae es el Quiosco de Trajano, que aunque nunca llegó a finalizarse, llama la atención sobre todo por sus catorce columnas altas de estilo grecorromano-egipcio.

En la parte más al norte de la isla yacen los restos de dos iglesias coptas, un templete perteneciente a Augusto y un pórtico romano.

En tanto, al sur de la isla de Agilkia se halla la isla de Biga, sumergida en su mayor parte. Aquí se encontraba el Abaton o «Montículo Puro». Esta era otra de las tumbas de Osiris, el lugar del sueño eterno.

También en esta isla quedan las ruinas de un templo de tiempos de Ptolomeo VIII Evérgetes II, transformado en iglesia durante la época cristiana. Cerca perduran dos estatuas fragmentadas de Amenofis II y Tutmosis III.