El 19 de mayo de 1798 partía Napoleón Bonaparte del puerto francés de Tolón en dirección a la conquista de Egipto. En la flota viajaba un gran ejército, y lo que resultó más importante, numerosos sabios de la época.

La misión no tuvo el éxito que él esperaba, pero a raíz de ella comenzó el estudio serio de los jeroglíficos.

El descubrimiento de la Piedra de Rosetta

En julio de 1799, cerca de la desembocadura del brazo occidental del Nilo, derribaban el fuerte de San Julián, en el pueblo de Rosetta, cuando el capitán de ingenieros francés Bouchard halló una losa de basalto negro empotrada en un muro. Enseguida se dieron cuenta de que contenía tres tipos de escritura diferentes; uno de ellos era el griego.

La losa se envió a El Cairo, donde el propio Napoleón mandó a que se hicieran copias de ella y se enviaran a los eruditos más capacitados para su posible traducción.

Tras la firma de un convenio entre Francia y Gran Bretaña, gran parte de los hallazgos realizados por Francia fueron traspasados a Inglaterra. El 11 de marzo de 1802, la Piedra de Rosetta se exponía en los salones de la sociedad de anticuarios de Londres.

Se hicieron nuevas copias, esta vez con escayola; se mandaron a universidades, bibliotecas y academias de Europa y Estados Unidos.

Después de unos meses, la piedra fue trasladada al Museo Británico, donde permanece todavía.Fue el puntapié para el nacimiento de la egiptología.

Características de la Piedra de Rosetta

Su forma es desigual. Está hecha de basalto negro macizo y sus dimensiones oscilan entre 114 cm de largo, 72 cm de ancho y 28 cm de grosor. En cuanto al trozo que le falta, se estima que mediría unos 30 cm. Los extremos superiores eran probablemente de forma curvada y contaban con una representación del disco alado de Horus de Edfu.

La piedra comienza con la inscripción en jeroglíficos. Sigue en demótico (una forma modificada del carácter hierático, utilizada en los tiempos ptolemaicos) y culmina en griego.

La parte jeroglífica se compone de 32 líneas (las 14 primeras inacabadas). La parte griega tiene 54 líneas (las 26 últimas incompletas en las partes finales).

Se estima que la piedra (la losa tallada) fue el resultado de una reunión en Menfis de todos los sacerdotes de Egipto, en honor de Ptolomeo Epifanes (196 a.C.).

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